miércoles, 24 de agosto de 2011

La amistad entre el hombre y la mujer

Una especie de encuesta, ente amigos. Rango de edad: 19 – 20 años. ¿Con quien se identifican?

Genaro
-“No existe” – afirmaba mi amigo Genaro. – “Yo ya lo comprobé. Si tu amiga te da pie y te gusta estás sin dudarlo”.
-“¿No hay ninguna, absolutamente ninguna amiga con la que no estarías?”
-“Si fulanita, pero porque es como una hermana para mi.”
-“Entonces existe…”
-“Viéndolo así, puede ser.”

Javier
- “Por mas que mi amiga venga a verme completamente desnuda, le diría que no.”

Fernanda
-“Amigos, si, yo tengo amigos de “no te toco con un palo”, pero porque sos mi AMIGO. Sino sos otra cosa, pero no amigo”

Nerina
-“Depende. Si el flaco te gusta y se da la situación, ni lo dudo. Si no te pasa nada, no. Igual al final todo se arruina, al menos que ambos tengan un par de dedos de frente”

Marcos
-“Si tu amiga te da pie y te gusta si estaría, pasa que después es difícil cuidar el vinculo y una cosa es una vez estamos y chau para ver que onda y otra cosa es iniciar una relación. No se si existe o no, depende de las personas, pero es una situación difícil.”

Jacqueline
-“Depende a lo que llames amistad. Yo tengo un amigo que cuando nos vemos en boliche estamos y es muy amigo, viene a mi casa a merendar los fines de semana, conoce a mis papas y lo quiero un montón. Es mas, yo se que si le doy pie el se pone de novio conmigo, pasa que a mi no me da la cara para estar con el, al final lo veo como un amigo y nada mas. Por otro lado, si tengo amigos que son “amigos” y solo eso.”
 
 
 
 
Primero que nada, como siempre digo yo, de amigos a novios se puede, de novios a amigos no. Asique, si te vas a meter con un amigo, mejor que lo pienses un millón de veces porque si el romance no da para mas, perdés eso y la amistad… obvio, si alguno de los dos no la valora demasiado.

La amistad es relativa. Depende de las personas, de cuanto se conozcan, de lo mucho que se quieran y respeten. He escuchado miles alternativas, amigas que me han dicho que a esos amigos incondicionales no les tocan un pelo porque son a-m-i-g-o-s. Otros, sugirieron que si la supuesta amiga les gusta, no lo piensan dos veces (y en estos casos me doy cuenta de que los hombres son un poco mas liberales e irracionales) y he escuchado las mejores combinaciones, de amigos con los que si y aquellos con los que no.

¿Qué esta bien? Todo. Mientras que ninguno salga lastimado de sentimientos impropios de la amistad, que surgen lamentablemente de lo cercano (tan solo un paso) que se encuentran la amistad y el amor.

viernes, 10 de junio de 2011

Che, ¿Qué onda nosotros dos?

Su mirada hace que pierda todos mis mecanismos de defensa, me vuelvo chiquitita y débil, pero a la vez aflora algo dentro de mi muy potente, que me hace sentir fuerte, linda, inteligente… y me da la suficiente fortaleza para pedirle que me deje de mirar “así” y que me conteste a la simple pero a la vez compleja pregunta de: Che, ¿Qué onda nosotros dos?


Sinceramente nunca puedo pronunciarlas con total facilidad, pero estaría muy bueno que así fuera, que toda esa fuerza, ese fuego que arde cuando nos mira, lo usáramos para emitir esas cinco palabras que nos cambiarían la vida, solucionando y simplificando muchas cosas.

Y es increíble descubrir que esa simplificación nos ayuda mucho en las relaciones con los hombres que así como me dijo una amiga una vez, “los hombres tienen mentalidad simple”.

Es un signo de madurez, de hecho, poder decir, sin vueltas, sin complicaciones, sin vergüenza; ¿Qué curso querés que tome nuestra relación?

Y para explicarme mejor, les voy a contar el caso de mi amiga Soledad que desde aproximadamente los trece años está enamorada de un chico que es dos o tres años mayor que ella llamado Franco. Si tuviese que describir su prototipo de hombre, diría que le gustan los inteligentes, con linda sonrisa, que sean habilidosos, deportistas, simpáticos… Es la típica mina a la que le gustan los “Chicos 10”. Es decir, que son perfectos y en las cosas que hacen, se destacan. Tengo que admitir que no esta mal a veces elegir a alguien así. Quizás no tendría ningún problema amoroso saliendo con ese tipo de hombre.

Cuento su historia porque es un caso particular, en el que ella estuvo enamorada de él más o menos desde que nació y nunca tuvo las agallas para decirle a su querido amigo. ¿Che, tengo alguna posibilidad con vos?

Quizás más de una lo ha implementado y la respuesta no fue la esperada. Tal vez les contestaron algo así como: “Fulanita, yo te quiero un montón y lo sabes, pero (y después del pero viene siempre lo malo)… somos amigos y no quiero arruinar esto que tenemos”.  En ese momento se quisieron morir, pensando “NOOOO! Y ahora, ¿¿¿¿¿con que cara lo miro?????”. Y la respuesta es simple, con la misma cara con la que tuvieron la fortaleza para preguntarles y con la misma cara con la que van a seguir mirándolos como si nada hubiese pasado. Simplemente tenemos que hacer una gran sonrisa y contestar un “Ahh, genial, porque no quería que haya confusiones, porque yo siento lo mismo que vos y últimamente estuve teniendo el temor de que cambiáramos los tantos” Y ¡listo! Salen triunfantes de una pregunta simple, con una simple respuesta que nos soluciona la vida, porque siempre decimos que queremos ser mosquito para escuchar lo opina de nosotras.

Si bien es probable que si estaban hablando en una fiesta de repente sientas una gran angustia y ganas de irte, porque vas a estallar en llantos en cualquier momento, está bien que no nos vea llorar. O por lo menos eso pienso yo. Porque si el flaco no quiere saber nada, es imposible tratar de forzar algo, intentar algo con alguien que por más que nos morimos por el, no siente lo mismo que nosotras.

Si bien por mucho tiempo nos vamos a sentir desilusionadas, es mejor que pase lo antes posible. Porque desperdiciar seis años de tu vida, enamorada de alguien que nos quiere como amiga es difícil. Y duele mucho más el hecho de sentir que nunca tuvimos la osadía para encarar con determinación la finalidad última de la relación.

Además, no hay que dejar de lado la posibilidad (¡nunca!) de que nos diga que sí siente lo mismo y que hace tiempo que está enamorado de nosotras pero que nunca se animó porque no sabía como decirlo y porque, en realidad, no tenía ni idea que la pileta si que estaba llena y se podía tirar un gran clavado sin golpearse la cabeza. En esos momentos solo queda disfrutar y vivir la felicidad que implica poder haber tenido el empuje para dar el primer paso.


Y si, hace falta coraje, tener muchas ganas de un cambio, ser valientes y tener mucha determinación, pero cuando pase, les puedo asegurar que van a sentirse mucho más livianas, porque se sacaron un gran peso de encima, liberándose de una relación sin futuro que las mantenía prisioneras, o saliendo de una relación de amistad que era ya insostenible por el amor mutuo que sentían.

Solo resta decirles… ¡¡¡¡¡FUERZA CHICAS!!!!!

lunes, 30 de mayo de 2011

Las cosas buenas le pasan a la gente mala

Jacqueline tiene una amiga, que ahora también es amiga mía que se llama Fernanda. Ella es una de las tantas mujeres que sufrieron toda la vida por un hombre y que aún siguen sufriendo (en menor medida, obvio). Ella estuvo toda su vida enamorada de Laureano, un chico de otro pueblo con novia que la tenía con idas y vueltas. Que cuando estaba con la novia, la llamaba diciéndole que no podían volver a estar juntos. Ella lloraba desconsolada y al otro día el la llamaba arrepentido y le decía que estaba con Delfina y que por eso había tenido que decirle eso.

Fer tuvo noches que lo beso apasionadamente, olvidándose del que dirán y sintiendo verdadero amor por Laureano. Pero otras noches tuvo que verlo con otras mujeres porque al flaco no le importaba hacerla sufrir. Es muy difícil verle la cara a Fer cuando lo cuenta. Ella sufrió horrores porque el chico estaba de novio, vivía en otro pueblo… y porque era el mejor de los amantes.

Se las sabía todas, era maduro, tenía algo que la volvía loca. Por ejemplo, llegaba al boliche, se paraba al lado de la barra y le clavaba los ojos, hasta que ella iba prepotente a preguntarle: “Qué necesitas Laureano?”.

Tengo que admitir que esto me resulta más difícil de lo que esperaba. Principalmente, porque a Fer no la conocí en esa época y solo tengo su testimonio, algo, seguramente de todo lo que pasó, que me contó entre copas.

Pero mas allá de lo que ella vivió y sigue viviendo (ya que se sigue cruzando a la novia de él en la facultad y alguna que otra vez se lo cruza a el), es de esas amigas que siempre te va a dar el mejor de los consejos, pero que luego te va a aclarar que no está en condiciones de dar ningún tipo de sugerencia ya que se dio cuenta de que no puede arreglar su vida y menos puede arreglar la de los demás.

Es más, el otro día hablando, me quede helada cuando me dijo que ella siempre pensó que al borrarlo completamente de su vida, iba a ser lo mejor para ella, pero que ahora no ve ningún resultado positivo. Y me admitió que es fuerte, demasiado a veces y que se la re banca, aunque al final siempre termina somatizando por otros lados. Porque Fer es humana y sufre, y aunque ella esté re mil curtida y demuestre que ella está bien, ella no lo está y no lo va a estar hasta que diga: Laureano se murió de mi vida y porque si bien ella lo dice, sigue aplicando el famoso: Un clavo saca a otro clavo. Que a veces sirve, y a veces no ya que solo es necesario el tiempo para curarlo todo.


¿Que hacer cuando la cabeza dice que lo que hacemos está bien y nuestro cuerpo sufre y el corazón se desmorona? ¿Como hacer cuando tenemos ese fuerte dolor en el pecho que no nos deja vivir en paz, esa angustia que nos hace sentir que alguien nos esta apretando y que tiene nombre y apellido? ¿Hay que culpar a la vida de nuestras tristezas o a nosotras mismas de enamorarnos del equivocado? ¿Es bueno creer que en realidad “las cosas buenas solo le pasan a la gente mala” y que “cuando más te querés olvidar de alguien más cosas que te recuerdan a él se te ponen en frente”? ¿Es tan injusta esta vida o es solo una cuestión de cambio de perspectiva?

No se ninguna de estas respuestas. Lo que si se, es que la vida es una y es realmente terrible darse cuenta de que una sufre tanto por alguien que no lo vale y que está desperdiciando lo hermosa que es la vida en sufrimientos, ya que se está privando de abrir los ojos y descubrir a ese alguien que se moriría por estar con nosotras. Todo esto por un simple hombre que no tiene las cosas claras y que no le importa hacernos sufrir.

Lo ultimo que quiero decirle, es que la quiero un montón y que sus mensajes y palabras (tengo que admitir que me tiene que retar bastante seguido), hacen que deje de cometer errores amorosos porque ella sabe mas que ninguna lo que significa hacerse valer y respetar. Cuando menos lo esperas Fer
, sale el sol :)
 

lunes, 2 de mayo de 2011

Mi amiga Jacqueline

Jacqueline es la típica mujer que asegura que ella “nunca se enamoró” (por más que estuvo de novia con un chico 2 años). Es la mujer que sale a bailar y se divierte a más no poder. Es de las que cuando vos le preguntas si se pondría de novia, te dice “hay no por dios, toca madera”. Es de esas chicas que si le gusta un chico y él ni la registra, le hace la cruz para siempre. Es de mis amigas la que “se las sabe todas”, y que cuando le contás algo que te sucedió con un chico te dice: “típico”. Es de las que cuando estas indecisa sobre algo te dice: “hace lo que sientas”. Es de las que las acompañas a comprarse a ropa, se mide una remera que parece un camisón, se lo decís y te dice “no importa, a mi me gusta. Preguntale a la vendedora si se puede pagar con tarjeta”. Es de esas amigas que te abren los ojos, que hace que te hagas valer y respetar. Es una excelente persona. No comprende como me puede gustar tanto el arte, leer, ver películas (no le gusta ir al cine y ni hablar de tocar un libro). Es fanática del futbol y muy amiga de sus amigas.

Ella es de esas mujeres que tienen un carisma particular, que entra en confianza enseguida y hasta le cuenta toda su vida a un taxista (mientras yo ruego que lleguemos sanas y salvas a destino). Es de esas que son muy seguras de si mismas, excepto cuando están por rendir, que se ponen histéricas, lloran y agregan algo como “hay, no se para que estudio si no llego” y que cuando sale de rendir te dice “no se como me fue, creo que bien” y cuando le entregan la nota salta de alegría o te dice “me fue mal” y ahí se termina toda conversación.

Jacqueline, cuando se acuerda de cuanto le gusta alguno de sus “machos” anda gritando “hay lo AMOOOOO!” por los pasillos. Tiene risa contagiosa y es muy poco disimulada. Cuando vamos caminando y pasa un “animal” (como se refiere ella a un flaco que esta bue-ni-si-mo) te tantea tanto, tan poco disimulada, que te pensas que te esta mostrando que por la vereda del frente pasa Gabriel Corrado. Tiene gustos completamente diferentes a los míos respecto a los hombres y tengo que admitir que eso no es un problema, todo lo contrario, porque definitivamente, jamás nos vamos a pelear por un hombre. Ella afirma que “le gustan los feos” y que jamás andaría con un lindo “porque te lo miran todas”. Además, admito que tiene razón cuando sostiene que “todos los hombres son iguales” y que “todos cuando pueden te terminan dejando por otra”.

Es fanática de la ropa y tiene por lo menos veinte remeras sin estrenar que se compró y nunca usó. En su ropero está todo ordenado por color y por estación, pero cuando llega la hora de salir te dice que no tiene nada para ponerse. Cuando vamos a hacer compras, para convencerse de que está comprando bien, por más que no esté 100% segura, ella se lo lleva “porque después me puedo arrepentir”, argumenta.

Aunque intenta vender una imagen de que todo le “resbala” y no sufre por nada, por dentro es una persona tanto o más sensible que yo. Se preocupa por los demás, es solidaria, compañera y muy buena consejera. Siempre que pasa algo emocionante es a la primera persona a la que llamo para pedirle opinión.

Sufre como cualquier mujer de la inseguridad que le proporciona su cuerpo, pero no por ello iniciaría una sesión intensiva de gimnasio tres veces a la semana ni mucho menos resignaría un buen almuerzo entre amigas por la causa. Hace promesas del tipo “si me va bien, no como chocolate por un mes”, cuando todas bien sabemos lo mucho que sufre las consecuencias de esas promesas.

Me mira con cara de “vos estas loca” cuando le cuento que no me gusta ni el chocolate ni el dulce de leche y cuando vamos a una heladería se me ríe de los gustos que pido y dice algo así como “hay esos gustos tan comunes…” mirándome con cara de indignada, mientras tarda diez minutos en decidirse que gusto quiere pedir.

Se sabe cuando es el cumpleaños de todo el mundo, hasta de la amiga de la prima de su vecina, y es por eso que cuando le preguntas que hace el sábado a la noche, te dice “tengo un cumple”.

Siempre nos “peleamos” cuando sobran algunos centavos de algo que compartimos gastos. Siempre es una lucha lograr que se los quede ella y hasta ahora tengo que admitir que me gana todas las batallas.

Sus amigas siempre tienen una buena historia para contar y como cualquier mujer, sufren por amor. Más adelante hablaré de ellas.

Mi amistad con Jacqueline surgió el día que tenía que ir por primera vez a la facultad (imagínense mis nervios) a rendir un examen de técnicas de estudio y escritura. Cuando llego al salón, había dos chicos y una chica. Ella era Jacqueline. A penas entro me saluda que un “¡hola!” híper simpático que rompe el hielo y todos mis nervios. Obvio que no hablé mucho ese día. Nos tocó hacer el examen sentadas al lado y fue ella quién me preguntó como me llamaba, de donde era, etc. Tengo que admitir que mi primera impresión no fue muy buena, porque sin saber que ellos se conocían de antes, no me parecía apropiado los temas de los que hablaba con ellos. ¡No para la primera vez que se conocían!  Luego, con el tiempo, cuando le pregunté que fue lo que pensó de mi, me dijo: “yo por dentro pensaba… y esta mina ¿no habla nunca?”

Si bien somos muy distintas en algunas cosas, nos llevamos muy bien y tengo que admitir que agradezco que la vida me la haya puesto en el camino. ¿Habrá sido cosa del destino?, no tengo idea. Pero lo que si se, es que la quiero un montón y agradezco mucho su sincera amistad, que me ayuda cuando las cosas no salen bien y que esta siempre ahí para festejar cuando si lo salen.

 

 

viernes, 15 de abril de 2011

Mis amigas y sus problemas amorosos

El otro día, hicimos una reunión con algunos de mis compañeros de la facultad e invité a dos amigas del secundario. Mis amigas Valentina y Laura. Un compañero facultativo, Lautaro, me confesó cuando las presenté que le gustaba Valentina, pero ella (sabiendo que él gustaba de ella, por mi, obvio) decidió que no le gustaba tanto y se puso a hablar maravillas con el amigo de Lautaro, Daniel. Para completar la situación, Laura me confesó en el baño que le parecía h-e-r-m-o-s-o Lautaro!

Esa noche ninguno de los tres obtuvo lo que quiso:
  •  Lautaro no estuvo con Valentina
  • Valentina no estuvo con Daniel
  • Y Laura no estuvo con Lautaro

Faltaba que Daniel gustase de mi, eh? (si fue así, ni me enteré!)

¿¡Quién no tuvo una salida de ese tipo!?

¡Como es posible que pasen esas cosas!. Pero la historia sigue:
En la próxima fiesta que organizamos, Lautaro contó que estaba felizmente de novio con una chica que se llamaba Mariana. Todas nos pusimos felices por él excepto Valentina. Ese día salimos y al otro día, cuando se recuperó de la trasnochada, me llamó diciendo que le pasaban “cosas” con Lautaro y que antes no se había dado cuenta de lo que sentía.

¿Cómo es posible que cuando alguien tiene algo, no lo quiere, lo desprecia al toque y cuando lo pierde decide que esta perdidamente enamorada?

Obvio que no le conté nada a Lautaro de lo que sucedía con Valentina, pero fue ella, la que se encargó de acercarse a él, volverle a hablar, por chat, por mensajes. Todavía creo que lo quería solo porque no lo podía tener. Igual, a pesar de todo, se seguió viendo con otros chicos esporádicamente.
A los dos meses, Lautaro cortó con su novia porque no estaba seguro de lo que sentía y una de las razones estoy segura que era Valentina.

¿Por qué siempre que una está de novia/o, aparecen de la nada una fila de chicos/as que quieren estar con vos y cuando estás soltera/o, no quedan ni las sombras de cada uno de esos?

Pero no fue directamente a buscarla. Se la hizo lo más difícil que pudo y no creo que Lautaro haya sido rencoroso ni mucho menos, simplemente, se hizo valorar.
Valentina con cada día que pasaba, más lo quería poseer. Pero finalmente, unos meses después,  se flasheó con otro flaco. Lautaro volvió con su novia Mariana y Valentina siguió viviendo como si nunca hubiese sucedido nada.

¿Cuales fueron las equivocaciones de cada uno?

No se si está bien llamarlas equivocaciones. Más bien, son detalles que provocan situaciones como esta.
Primero que nada ella debería haber, aunque sea, aceptado hablar con él. ¿Como es eso de que no nos gusta quién está a nuestros pies y siempre queremos el que no nos da ni la hora?

A mi me ha pasado eso de que quizás el chico no me gustaba, pero cuando me enteré que estaba atrás mío me dedicaba siempre a dedicarle una sonrisa, a contestarle los mensajes, creyendo que quizás eso le haría feliz, cometí el error de cada vez engancharlo más y más. Es siempre mejor cortar todo de una y por lo sano. Y respecto al hecho de los que le pasó a Valen, es normal querer tener alguien atrás. ¡Te sube mucho la autoestima! Aunque no es justificativo para jugar con los sentimientos de los demás.

Respecto finalmente al tema de por qué cuando uno esta de novia tiene una chorrera de flacos atrás, lo único que puedo decir es que yo creo que enamorada, una irradia una felicidad, una energía, un carisma que solo lo transmite quién esta enamorado. Eso se percibe, se comparte, se contagia y se recibe muy bien de parte de la otra persona… y eso enamora.




¡Lo mío no es una película, es una serie!

Hoy estábamos quejándonos con mi amiga Lucía de cómo ciertas mujeres solemos hacernos un mundo de algo que es insignificante, y la razón por la cual ellos no perciben ni la octava parte de lo que nosotras sentimos.

Mi amiga Lucía es una de esas personas denominadas frías por algunas, o seca por otras, o… mmm ¿Como decirlo? Es de la típica mina que te dice: “Bueno, ¿no te gustó?. Perfecto. ¡Manejate!”. Yo admiro esa forma que tiene de no hacerse mucho problema por las cosas, o mejor dicho, no demuestra nada de sentimentalismo. Es mi opuesto en otras palabras. Yo soy de las que me paso todo el día hablando con mis amigas de lo que siento. (Qué feo suena admitirlo tan naturalmente).

Lucía está “enamorada” o en lo que en ella sería “ese flaco está bárbaro” de nuestro compañero de facultad Manuel. Él es inteligente (según lo que percibí, es bastante aplicado y tiene linda letra) y es el típico carilindo, pero en este caso, el chico tiene un plus: es simpático. Morocho, ojos verdes, dientes lindos, nariz respingada, lindo cutis, siempre afeitadito y peinado. Como diría mi amiga, este morocho “irradia belleza” y a ella la tiene loca cuando la mira y “la desnuda con la mirada”. Pero lamento decir que él a penas sabe como ella se llama, y estoy seguro que lo último que puede llegar a sospechar es que ella está perdidamente enamorada de él. A penas hablan, de suerte que a veces se saludan por cordialidad y ni hablar de entablar una conversación. A pesar de que Manuel es un chico bastante accesible (he tenido la posibilidad de hablar con el en varias ocasiones), ella le demuestra -20 lo que siente y no la juzgo. Porque, ¿qué es lo que ella puede hacer?

Yo, por mi parte, me defino como una mujer que si quiere algo, busca todos los medios para conseguirlo. Ojo, no soy una loca desquiciada, sino que lucho por lo que quiero y rara vez logro sacarme de la cabeza a alguien que me flasheó. Perdono fácil y soy más bien de olvidarme de los errores de los demás y suelo dar segundas (y terceras) oportunidades. Soy muy perceptiva y receptiva. Hablando de sentimientos relativos al amor, pienso que los hay de dos clases: Uno que se llama comúnmente en la jerga de la juventud “calentura”, es decir: me gusta mucho el flaco, me parece h-e-r-m-o-s-o, pero no lo conozco a fondo. A penas se si tiene hermanos o no y ni hablar de que si se su apellido o no. Con este tipo de chicos una quiere solo un beso o incluso dos y listo. Chau relación. El otro tipo de sentimiento, es eso que una siente cuando te importa mucho lo que le sucede, si está bien. Te importa su felicidad, lo conoces la suficiente, sabes que música escucha, como está compuesta su familia, sabes que materia prefiere, que actividad extracurricular hace, que deportes practica… te gusta físicamente, si, pero más te gusta su personalidad. Como te sentís vos cuando estás con él. (Sí, estuve y estoy enamorada, pero más adelante hablaré de eso).

A lo que quiero ir con todo esto, es que si una mujer siente por un chico algo similar a la opción uno, es raro que no se acerque a hablarle, es más incluso que hasta que intente llegar a entrar en una cierta confianza express con él. En cambio, desde mi punto de vista, si una siente algo más similar a lo que relaté yo como opción dos y que habla de un tipo de enamoramiento sincero y muy sentimental, es raro que la mujer se acerque a hablarle, principalmente porque te importa tanto que no querés perder ni  lo poco que son; amigos.

Y bueno, toda esta deducción surge porque veníamos caminando con Lucía, hablando de “su tema” alias Manuel, y yo le decía que una suele hacerse la cabeza por pequeñas cosas, por ejemplo quién no escuchó alguna vez o pensó algo como: “si me saludó así, algo le debe pasar”, “Me miró, para mí que se dio cuenta de que hablaba de él”, “Me sonríe, ¿tendré manchada la cara?”, “Cuchichea con el amigo, estoy vestida acorde la situación, ¿no?”

Solemos crear un mundo, una película hasta en versión 3D… y Lucía cortó mi razonamiento corrigiéndome diciendo: “No Flor, lo mío no es una película, es una serie de 10 temporadas!”. Si. ¿Quién no tuvo un amor platónico alguna vez?, ese chico perfecto, de ojos claros, simpático, deportista, inteligente. Ese chico que admiras. Pero lo que le corregí a Lucía y que creo que es un error común, es el hecho de que una suele bajarse el autoestima enseguida y dice algo como: “No, un chico así nunca se fijaría en mí” y si una se convence de eso, eso es lo que pasa. Está bien tener un amor imposible como el mío por Leonardo Di Caprio, pero...

¿Por qué no creer que es posible estar con un simple Manuel  “que irradia belleza”? 

domingo, 10 de abril de 2011

¿Y si es porque soy demasiado buena?

Voy a comenzar primero hablando del tema que nos concierne a todas: hombres, que si bien ellos dicen ser "simples", hay una gran cantidad de cosas que una mujer tiene que saber para tratar de entender la mente masculina y algo creo haber aprendido de propias experiencias y de mis amigas:

Todas, o la gran mayoría de mujeres que conozco, siempre han sido (aunque sea en algún momento de sus vidas), una "chica buena" y quien lea esto estará preguntándose ¿Yo también lo fui/ soy una chica buena? ¿A qué se refiere exactamente?
Me refiero a la mujer que entrega de más, que da todo a un hombre al que a penas conoce, sin que él tenga que invertir mucho en la relación. Es la mujer que se entrega ciegamente porque desea demasiado ser correspondida, que él la quiera... ¿A quién no le pasó alguna vez?

Haberle cocinado una cena que le tomó 4hs de preparación, haberse vestido como para un desfile, haber decorado su casa con mantelitos de colores y velas... esto, lamento decirte, es no darse un valor alto a si misma. Es como que la relación es nueva, el lazo con el chico es prácticamente nulo y ella ya juega su mejor carta... y esto remarca la desesperación de muchas mujeres por "gustar", pensando, erróneamente, que todo lo complementario (la ropa, los tacos, la comida elaborada, las velas, etc.) pueden ayudar a sumar puntos y esto no es así.
¿Nunca se te ocurrió pensar que si las primeras veces le preparas algo básico, y después cuando crece la relación le cocinas algo más elaborado  el se sentiría especial?

La mujer se tiene que hacer valer. Ningún hombre va a valorar a una mujer que no se respete a sí misma. Una tiene que sentir que es un premio, que vos sos un premio y él así lo va a sentir!